Núñez de Balboa, el extremeño que descubrió la inmensidad del Pacífico
Día 09/06/2014 - 16.59h
«Con lágrimas de gozo estos endurecidos aventureros abrazaron a su capitán y juraron seguirle hasta la muerte», habían llegado al Mar del Sur. La Ruta Quetzal BBVA seguirá este año su itinerario
Sepa el lector que el posterior llamado Pacífico fue
primero el mar del Sur, para mayor honra de la Corona española. Incluso
algún historiador anglosajón lo calificó posteriormente como el «Lago
español». Y el primer europeo en contemplar su inmensidad... que abarca
desde el Ártico a la Antártida y desde Indonesia a las costas de
Colombia... fue un explorador extremeño. Adelantado, conquistador, hidalgo, aventurero, gobernante, capitán: Vasco Núñez de Balboa, nacido en la pacense Jerez de los Caballeros (1475).
De esa «conquista» del mar del Sur el próximo 25 de septiembre se cumplirá su quinto centenario.
Fue desde una cumbre del istmo de Panamá donde Núñez de Balboa
contempló ese nuevo azul a ojos del Viejo Mundo que acudía a la Nueva
América. Más tarde, estandarte de la Corona clavado en tierra y mar,
espada alzada y grabadas cruces en las cortezas de los árboles se
entonaría el «Te Deum laudamus». España no lo sabía, pero ya podía mirar
a Catay y Cipango... la China y Japón, el primigenio destino de la
aventura que nació con Colón en el Monasterio de La Rábida (Huelva).
La Ruta Quetzal BBVA versará este año sobre el V Centenario del descubrimiento del Pacífico
Nacido en tierras extremeñas, pero de familia originaria de
León, y tras servir como paje en su infancia de un señor de Moguer
(cercana a la descubridora Palos de la Frontera), Núñez de Balboa acudió al llamado del Nuevo Mundo a los 25 años de edad,
en la expedición que encabezaría Rodrigo de Bastidas, descubridor de
Panamá. En un viaje que le llevaría desde el puerto de Cádiz a las
nuevas tierras junto a otro ilustre, Juan de la Cosa.
En esa primera experiencia americana, Núñez de Balboa contemplaría las costas atlánticas de Panamá, Colombia y el mar Caribe. Retirándose en 1502 a la isla de La Española. América ya era parte de Núñez de Balboa, y este estaba llamado a nuevas venturas.
No duró mucho nuestro protagonista en La Española, actual República Dominicana. Acosado por las deudas embarcó como polizón en 1509 en una expedición de Martín Fernández Enciso hacia
San Sebastián de Urabá con el objetivo de socorrer al gobernador
español. Fue descubierto y aprovechado por sus conocimientos de las
costas por la expedición. Su carisma hizo el resto.
En este punto, el capitán de navío y experto en Núñez de Balboa, José María Blanco Núñez, destaca las palabras que fray Bartolomé de las Casas dedicó
al descubridor del Pacífico: «… de buen entendimiento y mañoso y
animoso y de muy linda disposición y hermoso gesto y presencia…».
Otro personaje, menos conocido que las Casas, Bartolomé
Hurtado escribió: «Este hombre, se llama Vasco Núñez de Balboa, por otro
nombre el Esgrimidor, pues sabe manejar la espada como nadie…su bravura es solo comparable con la de su perro Leoncico,
este animalico que le lame ahora las botas… él solo es capaz con su
amo, de hacer más estragos que todo un regimiento de soldados
aguerridos». Esa era su personalidad, según estos testimonios.
Fundación de Santa María la Antigua
Uno de sus primeros hitos en esta nueva aventura en tierras
la conquista y colonización de una de las primeras ciudades
establecidas en Tierra Firme: la fundación de Santa María la Antigua del Darién, en la actual Panamá.
Así relata Octavio Méndez Pereira,
en su biografía sobre Núñez de Balboa, aquella llegada de los españoles
a Santa María la Antigua del Darién y sus «fértil llanura a orillas del
río con una población de curiosos bohíos, abundantes árboles frutales y
palmeras de cocoteros y pisbaes [...] Una playa de arena blanca y
limpia descendía em suave pendiente hasta el mar...».
Invocación de Santa María la Antigua, virgen milagrosa de los sevillanos
La lucha fue corta pero encarnizada y en ella destacó Núñez de Balboa. Así dispone el escritor panameño: «Balboa había peleado como un Aquiles,
con su tizona invencible, hiriendo incansable y múltiple, parando
golpes, empujando al enemigo desde lo alto del cerro, multiplicándose
para infundir coraje y aliento a sus compañeros». Era en Núñez de Balboa
guerrero. Siempre con su perro Leoncico.
Una vez enterrados los muertos y recogidos los heridos, los
vencedores tomaron posesión de la población abandonada. Finales de
1510. «Aquella misma noche quedó decidido que en ese valle, a la orilla
izquierda del río Tarena, se establecería una colonia con el nombre de
Santa María la Antigua». Núñez de Balboa fue nombrado alcalde tras un . Quedaba por conquistar los supuestos tesoros de la selva tropical. ¡Oro! ¡Palacios!...
La conquista del istmo de Panamá
En la región de Veraguas, Núñez de Balboa se topó con el
mando del jienense Diego de Nicuesa, fundador de la población Nombre de
Dios en la costa atlántica y quien consideró un intruso al conquistador
extremeño. Tras un intento de desembarcar en Santa María, Nicuesa fue
repelido y nunca más se supo de él. Era el 1 de marzo de 1511. Núñez de Balboa obtuvo así el cargo de gobernador de Veraguas, una de las actuales nueve provincias de Panamá. Comenzaba así una nueva aventura para el conquistador de Jerez de los Caballeros: el istmo de Panamá.
El paso por el istmo de Núñez de Balboa lo resume de este
modo el escritor Méndez Pereira: «Rendidos de cansancio y de angustia,
el cielo parecía abrirse en cataratas de lluvia, el viento desgarraba
las hojas y las ramas, retumbaba el trueno con ecos quejumbrosos, que la
selva repetía hasta el infinito [...] Pero había que avanzar, avanzar siempre, hasta que llegara la noche con el espanto de las fieras, el sonido espeluznante de la serpiente cascabel, las picadas de los insectos, la algarabía de los monos aulladores...».
Núñez de Balboa se alió con el cacique Careta para atravesar el istmo de Panamá
Ante ese desafío de llegar al mar de oro, Núñez de Balboa se pertrecha de nuevo con más hombres y emprende la aventura hacia el mar del Sur. Tras otras luchas con caciques locales, mil indígenas y 190 españoles se internaron de nuevo por el istmo de Panamá. La batalla final fue con el cacique Torecha, que fue vencido y muerto en combate, aliándose sus hombres con Núñez de Balboa tras su derrota.
«El día 23 de septiembre de 1513 tomaba posesión el capitán
Balboa del caserío de Torecha, y ese mismo día tuvo informes, sin lugar
a dudas, de que la montaña que se levantaba por el lado occidental, en
este valle dilatado y fértil de Cuarecuá, era la última barrera que
cubría el mar del Sur», relata la biografía.
El amor indígena de Núñez de Balboa
Haciendo un alto en el camino, hay que destacar en la
figura de Vasco Núñez de Balboa la presencia de «una mujer extraña,
dotada de una belleza singular y de un espíritu sutil y delicado». Era Anayansi, hija del cacique Careta, quien robó el corazón de Núñez de Balboa. Era Anayansi «quien había logrado imponerse al vencedor de los suyos».
Así destaca Méndez Pereira la influencia que esta indígena
ejercía sobre el español extremeño: «Siempre que se trataba de proteger
al indio, y sobre todo a la mujer, Balboa obraba bajo la influencia de
Anayansi. Ella le había enseñado que no había diferencias fundamentales
entre las dos razas, que las diferencias en las costumbres y los hábitos
eran cuestión de ambiente y de grado de civilización más bien que de
vicios o torpeza innata».
La visión del mar del Sur
Núñez de Balboa se internó en las cordilleras del río Chucunaque el 25 de septiembre de 1513.
Segun los indígenas que le acompañaban, desde allí podría ver el nuevo
mar... «De pronto, como a eso de las diez de la mañana, uno de los
indios que servían de guía se volvió hacia el jefe y le señaló con el
dedo una cresta pelada. [...] Balboa mandó entonces hacer el alto. Y
luego, ante la expectación ansiosa de sus hombres, continuó subiendo
solo hacia la cumbre señalada. De improviso lo vieron clavar la vista en
el espacio, quitarse el sombrero empenachado y caer de rodillas, en
uncioso recogimiento [...] Con lágrimas de gozo estos endurecidos aventureros abrazaron a su capitán y juraron seguirle hasta la muerte.
El padre Andrés entonó un "Te Deum Laudeamus" y las voces de los
soldados, ennoblecidas y puestas al unísono con la grandeza del momento
se elevaron solemnes aquel glorioso domingo [...] Entonces con voz
estentórea y temblante de emoción, Vasco Núñez de Balboa anunció a todos los vientos que tomaba posesión de aquellas tierras bañadas por el mar del Sur en
nombre de los soberanos de Castilla. Y mientras algunos soldados daban
gritos y vivas de contentos, otros se pusieron a cortar un gran árbol,
hicieron con él una cruz, grabaron el ella los nombres de los Reyes
Católicos y la clavaron con los brazos extendidos hacias los dos océanos». No era el oro, ni los palacios lo que esperaba a Núñez de Balboa... era el azul inmenso lo que aguardaba.
La ejecución de Núñez de Balboa fue producto de su rivalidad con Pedrarias Dávila
La Corona reconoció la labor de Núñez de Balboa con el cargo de Adelantado del Mar del Sur;
además el Rey advirtió sumado a eso el rey recomendó a Pedrarias que
guardase toda consideración a la figura de Núñez de Balboa.
Desde ese momento, Núñez de Balboa quería proseguir su
conquista por las costas del Pacífico desde una nueva posición en Acla.
Era el año 1518. Una figura aparecería entonces por esas tierras, la de
Francisco Pizarro quien para ganarse el favor de Pedrarias detuvo,
previo aviso de que regresase a los dominios de Pedrarias, a Núñez
Balboa bajo acusación de que este quería usurpar el poder de Pedrarias y
crear una gobernación en el mar del Sur. Algo que Núñez de Balboa negó.
El 15 de enero de 1519, junto a cuatro de sus fieles
hombres, Núñez de Balboa sería decapitado. Antes de ser ejecutado, el de
Jerez de los Caballeros espetaría ante la acusación de traición a la
Corona: «Mentira, mentira; nunca halló cabida en mí semejante crimen; he servido al Rey como leal,
sin pensar sino en acrecentar sus dominios». Tras su muerte sería
Gaspar de Espinosa quien exploraría el mar del Sur y, con el plácet de
Pedrarias, Pizarro inició su expedición hacia el Perú.
En 1520 Fernando de Magallanes rebautizaría aquel inmenso
azul con el nombre de Pacífico, dada la apariencia de calma en sus
aguas.